Caminantes...

Desde lo mas profundo de la mente, ellas se escapan porque tienen vida propia, las palabras que caminan son las que se alojan en el tintero de la imaginación esperando impacientes el papel de la realidad.....

jueves, 23 de abril de 2009

tercera parte


Capitulo I

"La Cena"

( tercera parte)



Cuando llegue a mi casa eran casi las 19:45, la cena era a las 20:30, tenía que arreglarme y estar lista en no más de 20 minutos para llegar a tiempo, si no Clara me mataba. Mientras me bañaba recordé que la cena era para contarme algo importante, de seguro muy importante si mamá me obligaba a ponerme ese vestido azul que tanto le gustaba. El vestido era muy simple pero elegante, me caía hasta la rodilla y terminaba en puntas, se sujetaba con tirantes y tenia media espalda. En el cuello me puse mi collar favorito, el último regalo de cumpleaños que me dio mi papá y como me daba miedo perderlo o que me lo robaran lo usaba sólo para ocasiones especiales, como esta. Me tomé el cabello en un medio moño e hice algo que por lo general no hago, me puse zapatos de tacón de esos que se amarran como zapatos de ballet, son preciosos pero odio los tacones porque no le ayudan mucho a la gente con problemas de coordinación como yo.

El restauran de siempre era donde solíamos ir para el cumpleaños de Clara. Con mucho espacio y muy elegante, el “midnight Sun” se caracteriza por su exquisitas comidas, gran atención y por presentar a sus clientes el mejor servicio con música en vivo y pista de baile o eso decía el folleto promocional.

Cuando llegué, Clara y Arturo estaban sentados en una mesa del centro cerca de la pista de baile.

- Luna que gusto verte- la voz de Arturo era profunda y envolvente

- hola Arturo, hola mamá

Besé a mi madre en la mejilla y cuando me senté a su lado me percate de que en la mesa había otra silla más.

- ¿Estamos esperando a alguien más?

- Sí, a mi hijo

De pronto se me ilumino la ampolleta, si el misterioso y esquivo hijo de Arturo también iba a estar presente, sólo podía significar… pero no estaba segura y no quería hacerme falsas ilusiones

- cariño de seguro que se van a llevar muy bien. Alex es un chico maravilloso

- mamá! ¡¿Acaso tú ya lo conoces?!

No pude evitar sorprenderme y sentirme ignorada, era la única que no lo conocía a ese chico. Clara me explico que lo conoció hace un par de meses en la oficina de Arturo y que habían conversado amenamente, que era un chico amable, sincero, simpático, inteligente y muy guapo, que estaba estudiando Literatura en la misma universidad en la que yo estudio Artes visuales y que su hobbie era la fotografía; en conclusión conquisto a mi madre muy fácilmente.

El celular de Arturo comenzó a sonar, este contestó después de cruzar un par de palabras con su interlocutor colgó, pidió disculpas, se levanto de la mesa y se dirigió hacia la puerta. Lo más probable era que mi cara fuera de una incertidumbre sin precedentes porque mi mamá no tardó en explicarme que Arturo había ido a buscar a su hijo.

- Alex es una excelente persona y es muy inteligente pero el pobre carece totalmente de sentido de la orientación, se pierde muy a menudo cuando sale solo, según lo que me a dicho Arturo.

- Oh! Vaya…

Me compadecí del pobre chico, tener mala orientación o carecer de ella es una gran molestia y lo sé por experiencia propia pero no suelo perderme (muy a menudo.) Al cabo de unos 5 minutos veo entrar a Arturo con alguien detrás de él, mi madre se levanto de un salto y se dirigió a saludar, al que supuse que era, el misterioso hijo de Arturo.

- me alegra mucho volver a verte Alex.- le dijo Clara que estaba de pie justo en frente del chico impidiéndome verlo bien desde donde yo estaba sentada.

- Lo mismo digo señora Clara

- Solo clara ¿quieres?

- Oh! Sí, si claro como tu gustes Clara

La voz de Alex era profunda pero no tanto como la de su padre, era una voz dulce y atrayente. Recordé como la autora de “Crepúsculo” describe la voz de Edward, lo hace como aterciopelada. Estaba en estas divagaciones cuando escuche que mi madre pronunciaba mi nombre para presentarme, me levante de la mesa, pero ahí me quede pasmada.

- bueno Alex esta es mi hija, Luna- me tomo del brazo y me jaló hacia ellos

- mucho gusto, Yo soy Alex Cienfuegos, el hijo de Arturo.- me tendió la mano amablemente con una sonrisa en los labios, una sonrisa muy familiar…

¡No podía creerlo! Ahí frente a mí estaba el chico de la cafetería, si no fuera porque mi madre estaba junto a mí y que tenia su mano en la mía, me habría dado un ataque. Era él, segurísimo que era él, pero no podía preguntárselo así nada más. Su semblante no parecía haber cambiado, estaba muy tranquilo lo que quería significar una de dos posibilidades. La primera es que no se había percatado de que era la chica de la cafetería o la segunda opción y la mas probable según mi cabeza era que si se había percatado de quien era y que estaba actuando como si nada para molestar.

- Luna, hija, ¿estás bien?

- A sí, si mamá estoy bien; mucho gusto Alex- tomé la mano que me había tendido hace algunos instantes- por fin te conozco, me han hablado mucho de ti - le dije mientras trataba de fingir una sonrisa y que me saliera amable.

- Si, a mi también me han hablado mucho de ti Luna.


¡Otra vez! La misma sonrisa que en la cafetería, es sonrisa que pareciera decir “si, me estoy burlando de ti”, me enfadé y quise darle un puñetazo justo en medio de esa cara para borrarle esa estúpida sonrisa pero soy una señorita así que me contuve, por ahora.

Después de esa extraña e incomoda situación, nos sentamos y ordenamos la cena. La conversación fue la típica conversación-interrogatorio y aunque no quería caer en el enorme magnetismo de aquel chico, me vi compartiendo sus opiniones en varias ocasiones.

- y la pobre se quedo encerrada en el armario.

- ¡mamá!- huy! Odiaba que contara ese tipo de historias vergonzosas sobre mi

- Tranquila Luna, a todo el mundo le pasan ese tipo de cosas alguna vez.

Arturo siempre la justificaba cuando me exasperaba un poco con ella, no se que es lo que hacia pero siempre lograba que me calmara, por cierto Alex sólo se reía de las historias que clara inocentemente le contaba.

sábado, 18 de abril de 2009

continuacion

capitulo I

La Cena

(segunda parte)


...Como siempre me hice la ofendida, solo por molestar un poco y ellas para seguirme la corriente se deshicieron en disculpas del estilo “lo siento, lo siento, lo siento” o “disculpa, no vuelve a pasar”, eso por parte Ana, Mónica y Francisca pero Elisa era harina de otro costal, es de las que usan los “abrazos de oso” para hacerte soltar palabra, aunque te asfixiara en el intento. A decir verdad no puedo enojarme con ellas son de mis mejores amigas y la quiero mucho, como si fueran mis hermanas.

Hablamos de muchas cosas mientras tomábamos algunos jugos acompañados de trozos de pastel. Mónica seguía con su trabajo de medio tiempo que tanto le gustaba y con sus estudios de sociología; Ana se encontraba en una época de reflexión a cerca de las relaciones humanas, luego de enterarse de que su novio( ahora ex-novio) la engañaba, sufrió bastante pero Anita es fuerte y sensata y no tardó en darse cuenta de que no valía la pena sufrir por él; Elisa seguía con sus idas y venidas entre el hospital visitando a su mamá, el trabajo, la universidad y la casa donde debe lidiar con sus 4 hermanos, aunque no le dan muchos problemas ya que todos cooperan pero como Elisa es la mayor, es ella la que manda mientras mamá y papá no están; Francisca seguía viviendo sola en un departamento cerca de donde estudia, se va en bicicleta a la universidad todos los días, además de los entrenamientos en el Dojo de Karate al que asiste desde que era pequeña, siempre encontré que eso del Karate no iba con ella porque Fran es delgada y se ve muy frágil como una muñeca de porcelana.

- ¿y como está tu mamá Elisa?- pregunto Mónica mientras tomaba otro trago de su jugo de mango.

- Bien, según el Doctor de seguir así le dará el alta muy pronto.

- Si, tu mamá no es de las que se quedan mucho tiempo quietas en un solo lugar- dijo Ana, que solía hacer ese tipo de comentarios

- ¡Hay! Ni lo menciones, yo creo que el doctor le dará el alta solo por cansancio.-

Dicho esto nos reímos mucho, de pronto sentí que alguien nos estaba mirando, aunque con lo fuerte que estábamos riéndonos, no era de extrañar pero aun así era incomodo. Las chicas comenzaron a hablar en voz baja entre ellas, yo las miré extrañadas.

- Este…Lu - dijo tímidamente Francisca- no se como decirte esto pero…

- Huy! Lo que la Fran esta tratando de decir es que el chico de la mesa de enfrente te esta mirando- soltó Mónica de repente.

- N…no creo…

No estoy muy segura, pero parece que en ese instante sentí o mejor dicho me di cuenta que el foco de esa extraña sensación se encontraba al frente, levanté la vista y lo vi ahí en la mesa de enfrente, mirando por encima de su libro, por una milésima de segundo sus ojos se encontraron con los míos. Sentí tanta vergüenza que inmediatamente desvié la mirada, mientras mis amigas se dividían entre mirar furtivamente al chico y molestarme, por mi parte seguía roja como tomate.

- ¡huy Luna estas matando!

- ¡ya córtenla, dejen de mirarlo! Agh! ¡Que vergüenza!.

- no te preocupes ya no está mirando para acá

Al oír eso volví a levantar la vista y esta vez, sí me fije bien en él. Estaba sentado justo frente a mí con un libro en una mano y en la otra una taza, probablemente de café, t tenía el cabello oscuro y usaba lentes sin marcos. La verdad es que era un chico muy guapo, pero sin duda lo que encontré más atractivo de él fueron sus ojos o mejor dicho su mirada. Mientras pensaba esto otra vez su mirada se topó con la mía, baje la mirada, supuse que estaba muy avergonzada y roja como tomate por el calor que quemaba mis mejillas. Tímidamente volví a levantar la vista y lo que vi me dio mas vergüenza, ahora el estaba leyendo otra vez pero en su rostro tenia una media sonriza, de seguro se estaba burlando de mí.

- La tierra a Luna, ¡Luna!

- AUCH!- Elisa me había pellizcado la mejilla- ¡Elisa eso me dolió!

- Lo siento pero estabas como ida

- ¿¡Y quien no!? El chico de la mesa de enfrente es bastante guapo.

- Mónica baja la voz, te va a escuchar – dijo Francisca, que siempre se ruborizaba con ese tipo de comentarios.

Pero era típico de Mónica salir con esos comentarios, en otras circunstancias me le habría unido pero la situación era bastante incomoda; Ana, como siempre, solo observaba con una media sonrisa en la cara y esa mirada de “Que situación más graciosa e interesante”; Francisca seguía discutiendo con Mónica por sus comentarios y Mónica la seguía molestando; Elisa por su parte continuaba pellizcándome, era de esos juegos que probaban si ella se rendía primero o a mi se me acababa la paciencia. Estaba a punto de decirle que parara cuando recordé algo muy importante y me levante de golpe

- ¡¿Qué hora es?!- pregunté algo alterada

- Son casi las 7

- ¡Rayos! ¡Voy a llegar tarde!

- Luna cálmate un poco y baja la voz

Mire alrededor, todos en la cafetería se voltearon a mirar, me volví a sentar roja como tomate (otra vez). Escuche muchas risas ahogadas pero lo peor fue escuchar al tipo de en frente reírse a carcajada limpia, de nuevo se estaba burlando de mi y ni siquiera disimulaba ¡huy! ¡Que rabia! Si algo me había gustado de ese tipo ahora lo odiaba.

- me tengo que ir…- dije al cabo de un rato

- Buuu!!- dijeron a coro Elisa y Francisca

- Ustedes dos no escucharon nada de lo que nos dijo Luna ¿cierto?

- Mmm… no recuerdo bien… y tu Fran?

- Bueno, yo tampoco

- ¡Moni Refréscanos la memoria! - otra vez a coro

- Lu tiene una cena importante con su mamá

- Ah! Cierto…. Entonces que haces aquí todavía?

- Deberías irte

- ¡Eso estoy diciendo! Ustedes dos a veces me sacan de quicio

Mientras esperábamos la cuenta, el tipo de enfrente se levantó, guardó sus cosas y se dirigió a la puerta, esta vez no me importo seguirlo con la mirada. Cuando llegó a la puerta me dirigió una sonrisa pero esta vez fue una sonrisa distinta, no era de burla o de altanería, era más bien una sonrisa dulce que me dejó con el corazón a mil por hora.


continua.....

viernes, 17 de abril de 2009

Leanlo!!!!!!!!! no se arrepentiran...

nota de la autora: aun no le pongo nombre n.nU

Capitulo I
La Cena
( primera parte )


Ese día me levanté con una sensación extraña, era como si algo, aunque no sabía bien qué, fuera a suceder. Mi nombre es Luna Solar Jaramillo,( y sí, lo sé es una gran ironía del destino, pero me gusta mi nombre.) Soy la típica muchacha que cursa su primer año en la universidad, me gusta mucho leer y poseo una gran imaginación que a veces se me sale de control.

Mi familia consta, además de mi, con 3 miembros: El primer integrante es Clara Jaramillo, madre amorosa que a pesar de haberse convertido en madre muy joven ( a la edad de 17 años) saco adelante una carrera en psicología. Ahora tiene una consulta propia con la que a ganado prestigio en el rubro, además de publicar artículos e investigaciones en numerosas revistas y universidades. A pesar de todo el trabajo que pareciera tener se da el tiempo para estar con su familia.

El segundo miembro de esta familia es mi perrito Max, un cocker spaniel color café con manchas blancas de 5 años. Sus pasatiempos son dormir, perseguir pájaros, extrañamente los gatos le dan lo mismo aunque con algunas esepciones como el gato del vecino, mirar a través de la reja a la gente que pasa por la calle, en fin, cosas de perros.

Y por ultimo esta mi Papá quien murió de cáncer cuando yo tenia 6 años. La verdad es que no recuerdo muchas cosas acerca de él, pero de algo estoy segura, nos amaba mucho a mamá y a mí.

Mi mamá sufrió mucho más que yo la muerte de mi padre, no es que yo no lo amara pero tenia 6 años en ese entonces y los niños pequeños sufren de forma distinta a los adultos, si bien había perdido a mi padre, había ganado un ángel guardián de por vida, además quería ser fuerte por mamá. Recuerdo que los primeros meses fueron difíciles Clara solía llorar a escondidas para que yo no pudiera verla, pero siempre fue pésima para el escondite y la encontraba muy fácilmente, yo me apoyaba en su pecho y ella me envolvía con sus brazos. Así nos quedábamos hasta dormirnos. Hoy en día mi Madre después de que le insistiera hasta el cansancio que rehiciera su vida por que de seguro mi papá quería que ella fuera feliz tanto o más que yo, conoció a un buen hombre que la hace feliz. Su nombre es Arturo Cienfuegos, un profesor de la universidad en la que estudio mi mamá. El señor Arturo es alto, delgado y bastante buen mozo, es separado y tiene un hijo más o menos de mi edad al cual no conozco, ya que siempre que salimos con el señor Arturo su hijo esta con su madre que vive en el extranjero y que viene a verlo de vez en cuando.

Como había dicho antes, ese día me levante con una sensación extraña pero lo deje de lado, era un día esplendido y se suponía que me iba a juntar con mis amigas, a las que no veía hace algún tiempo y que extrañaba bastante, en la pequeña cafetería del centro cerca de mi librería favorita. Cuando me levanté mi desayuno estaba listo y junto a él una notita que decía:

Cariño tuve que irme mas temprano, te dejo tu desayuno solo caliéntalo un poco. Recuerda la cena con Arturo, hay algo importante que queremos contarte.

Besos

Mamá

PS: recuerda la cena a las 20:30 en el restorante de siempre. Saludos a tus amigas”

Mamá siempre me dejaba este tipo de notas cuando tenia que salir rápido, al principio me molestaba un poco, ahora las encuentro bastante divertidas, ya que era su forma de decirme que se preocupaba por mí. Procedí a tomar mi desayuno: una taza de leche con chocolate, unas tostadas y un vaso de jugo de naranja. Luego del desayuno, le serví el suyo a Max, Croquetas para perro sus preferidas y después lo bañe. Cuando termine de hacer todas las cosa para esa mañana ya eran cerca de las 12 del día, si se preguntan, hasta ahora todo transcurría como un domingo cualquiera, con excepción de aquella extraña sensación con la que me había despertado esa mañana. El resto del día transcurrió tranquilo, sin contar con que Max volvió a perseguir al gato del vecino,( un gato enorme de color naranja con rayas cafes,)mientras regaba el ante jardín y que me costo un mundo atraparlo luego de que salio a la calle, tuve que perseguirlo por media cuadra mientras el ladraba y corría feliz.

Eran cerca de las 3 cuando estaba lista para irme, nos habíamos puesto de acuerdo de reunirnos a las 4: 30 y como siempre soy yo la que tiene que esperar porque llega temprano, decidí que si tenía que esperar, era mucho mejor hacerlo en un lugar como aquella librería.

Me encantaba esa pequeña librería, repleta de libros tanto antiguos como nuevos, se podía encontrar todo tipo de géneros desde las más intrincadas novelas de misterio, hasta lo más grande en libros de historia universal. Cuando me canse de regodearme entre las novedades, me dirigí a la cafetería.

Me senté en una mesa cerca de la ventana a esperar a mis amigas, recuerdo que a Elisa le gustaba decir que entrar en esa cafetería era como retroceder en el tiempo y tenia razón, era como entrar a una cafetería del Paris de los años 20, elegante y a la vez acogedora, a todas nos encantaba. En fin, aun quedaba algún tiempo antes de que mis amigas llegaran, lo cierto es que siempre me toca esperar, pero como el hombre es “un animal de costumbres,” me acostumbre a llevar siempre conmigo algo para hacer mas amena la espera, ya sea algo de música o algún libro, esta vez le tocó el turno al libro, la lectura del día era uno de mis grandes favoritos “Crepúsculo”. Me apasionan las historias fantásticas, más si hay vampiros de por medio ya que son mis criaturas góticas favoritas, aunque lo que mas me gustaba de este libro era la apasionante historia de amor entre Bella la frágil humana con muy mala suerte y Edward, el elegante, educado, inteligente y seductor vampiro.

Las campanitas de la puerta repiquetearon cuando esta se abrió, automáticamente levante la vista hacia la puerta con la esperanza de que mis amigas entraran por ella pero este no era el caso, el que entró fue un chico de unos 19 o 20 años, pero nunca le apunto con las edades así que no importa. Se sentó 2 mesas delante de la mía, no le preste más atención y volvía a hundir la cara en mi libro. Pasado un tiempo, no mas de 10 u 11paginas, llegaron mis amigas.